domingo, 20 de mayo de 2007

¿PORQUÉ LA MUJER ABANDONA SU MEDIO?




El éxodo rural y más específicamente la sobreemigración femenina viene dada básicamente por tres factores fundamentales. En primer lugar la división social del trabajo fomenta la masificación de mano de obra femenina en las ciudades, propiciada por la oferta de puestos de trabajo que no se da en el medio rural. En segundo lugar “el sistema de herencia de la propiedad agraria que favorece a los varones y acentúa la tendencia al desarraigo femenino”, es decir, la estructura agraria está estrictamente jerarquizada y para la mujer supone una ardua tarea combatir esa fuerte masculinización que impregna el desarrollo de las tareas agrícolas. 1

Sin embargo, estamos asistiendo al resurgir de la mujer cuanto a la labor agraria se refiere. No es extraño conocer distintas cooperativas que desarrollan proyectos novedosos y pioneros como puede ser la agricultura ecológica, un nuevo yacimiento de trabajo. Y en tercer lugar, la que más ha evolucionado desde que estos autores postularan esta teoría en 1929, es el papel fundamental que la mujer desarrolla dentro del ámbito familiar hace más difícil si cabe que se integre laboralmente fuera de este ámbito debido también a la falta de oportunidades.

A partir de la segunda mitad del siglo XX la mujer comenzó a emigrar a las ciudades en busca de trabajo. En un principio lo hacían acompañando exclusivamente a sus maridos quienes eran los que demandaban esos puestos de trabajo, pero posteriormente la decisión se convirtió en propia con el fin de conseguir la ansiada independencia económica y familiar. Los avances técnicos en el campo propiciaron que sobrara mano de obra; esto, unido a las posibilidades de medios sociosanitarios e infraestructuras que el campo no puede ofrecer hacen fuerza y acaban por desplazar a mujeres cuyas edades oscilan entre los 20 y 40 años, quienes representan el sector más propicio para mejorar la economía por su capacidad de trabajo y por encontrarse en la franja de capacidad reproductora más óptima.

En cuanto a la desagrarización del campo, también es un factor que toca de lleno a la emigración femenina. El campo, como ya hemos dicho, ha ido perdiendo fuerza en cuanto al sector agrícola se refiere. Así, las explotaciones que aún perduran son en su mayoría gestionadas por hombres. La titularidad de estas explotaciones está en manos de hombres y la mujer permanece en la sombra ayudando a mantener esa economía pero sin ver reconocidos sus derechos. El trabajo silencioso y poco o nada reconocido de la mujer en la agricultura genera rechazo por parte de la mujer a la hora de elegirla como medio para ganarse la vida, y es ahí cundo ve frustradas sus posibilidades de prosperar y opta por marcharse al núcleo urbano.

[1] Ibíd., Págs. 34-37.

No hay comentarios: